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HISTORIA DEL POLO-PARTE II

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HISTORIA DEL POLO-PARTE II
DE ORIENTE A OCCIDENTE

Para comenzar este capítulo, primero debemos ubicarnos en la India, país donde los nativos  lo jugaban desde épocas remotas. Parece ser que en 1858 el general inglés Sherer, que prestaba servicios en ese país, presenció cerca con la frontera con Afganistán un juego extraño a caballo y viendo el entusiasmo de los que lo practicaban, propuso probarlo a otros oficiales del regimiento.

En Calcuta también era conocido por los plantadores ingleses de Cachar, en Assan, que lo aprendieron del estado indígena de Manipur en Indochina y fundaron su propio club en Silchar, que posteriormente trasladaron a Calcuta. Estos oficiales ingleses que se desempeñaban en la colonia  siguieron practicándolo y al  regreso a su patria, comenzaron a imponerlo. Primero con poco éxito, pues recién en 1869 puede considerarse que se jugó el primer partido de polo en Gran Bretaña, durante unas maniobras del regimiento 10° de Húsares, en Aldershot. Cuenta uno de los participantes que se utilizaron para ese “picado” palos  de cricket y bolas de billar, algo que resultó casi imposible por lo corto de esos palos y la alzada de los caballos. A partir de allí se fueron perfeccionando, trayendo ponies de Irlanda y buscando tacos y bochas como en la India. Así es el comienzo del polo en Occidente. Pero en l871 se jugó lo que se podría llamar el primer partido,  entre los regimientos 10° de Húsares y el 9° de  Lanceros, con ocho jugadores por equipo y, por supuesto, sin ningún tipo de reglas. La Enciclopedia Británica y una crónica The Morning Post así lo confirman.

A partir de allí la explosión dentro de Gran Bretaña fue enorme y en 1873 contó con la aprobación y adopción del Hurlingham Club, que más tarde fuera el más famoso dentro de los clubes ingleses que practicaban polo, además de reglamentarlo y organizarlo.

Es curioso observar que mientras comenzaba el polo en Gran Bretaña también se hacía, con solo cinco años de diferencia, en la Argentina y en los Estados Unidos. Aquí en la estancia Negrette de  David Shennan  y en el país del norte de la mano de James Gordon Bennet, jugándose en  la pista de equitación de la Dickel’s Riding Academy. El primer club en los Estados Unidos fue el Westchester Polo Club, en Nueva York, trasladándose posteriormente a Newport, donde por muchos años fue el centro polístico de los Estados Unidos.

Los tres países iniciaron el polo  casi al unísono y hoy  esos mismos tres son en el mundo los de mayor actividad y los que concentran la mayor cantidad de jugadores, con los torneos más importantes.

En la estancia Negrette perteneciente a una sociedad de Shennan y Krabbe, ubicada en Ranchos, hoy partido de General Belgrano en la Provincia de Buenos Aires, es donde en la Argentina se realizaron los primeros partidos que la prensa registra y debido a su importancia y repercusión merecieron el apoyo periodístico, pero hacía más de un año que también se practicaba en Buenos Aires, en unos terrenos ubicados en Caballito, aledaños al actual estadio del Club Ferro Carril Oeste.

Como primer torneo  puede afirmarse que fue el 30 de agosto de 1875, en Negrete, con la participación de jugadores de la Capital.

El diario “Standard”, de Buenos Aires, publicó sobre ese partido lo siguiente: “El juego de polo, que está tan de moda en Gran Bretaña y en nuestro imperio de la India, ha sido formalmente inaugurado en Buenos Aires por el bien conocido y popular estanciero Sr. David Shennan, de Ranchos, en cuya estancia tuvo lugar el primer match de polo jugado en la América del Sur, con todo el estilo que corresponde a tan notable acontecimiento en el mundo deportivo”.

En esa oportunidad se jugaron seis partidos con equipos denominados: Ciudad, Campo, Inglaterra, El Mundo, Shennan, King, Escocia, St.John y Welby. Algunos de los teams con tres jugadores, otros con cuatro, con cinco y un máximo de seis. Al respecto cabe mencionar un párrafo del artículo donde el periodista menciona: “…y durante su desarrollo se observó que cuatro jugadores de cada lado parece el número más aceptable para el desarrollo de las jugadas; tres son muy pocos y los partidos de cinco o seis jugadores por bando fueron de mucha gente”. Recordemos que en esa época cada equipo se integraba por seis jugadores. ¿Habrá sido el comienzo de la actual usanza?.

Los historiadores no excluyen que la construcción de las líneas férreas por los ingleses, influyeron en hacer conocer muchos deportes en el interior del país y el polo no es ajeno a ello. Así  comenzó a conocerse en Santa Fe, Entre Ríos y Tucumán, como también en el sur de la provincia de Buenos Aires hasta Bahía Blanca, practicado por estancieros y colonos ingleses, además de los mismos empleados que construían el ferrocarril, aceptando  que para jugarlo se necesitaban un buen caballo, un buen jinete y mucho coraje.

En la República Oriental del Uruguay comenzó en la misma época. El 11 de octubre de 1877, en Salto y también jugado por  colonos ingleses.

Por ese entonces no existían los clubes. Las actividades sociales y deportivas de la época en la comunidad inglesa, tenían la particularidad de ser promovidas, protegidas y sostenidas por personas con buen pasar económico, que lo consideraban como un deber para sus connacionales.

Las estancias eran los lugares de práctica y así podemos mencionar, seguro de olvidos, a “La Caledonia” de Miller, “La Campana” de Brown, “Los Ingleses” de Gibson, “La Alegre” de Hubbard, “Las Limpias” de Traill, “Las Lomas” de Traill y Dickinson, “La Victoria” de Fea, “Las Petacas” de Jewelly y “La Curamalan” de Casey, entre muchas.

La década entre 1880 y 1890 marcó un punto de inflexión en el polo argentino: de las estancias se pasó a la fundación de los primeros clubes, tanto en la Capital como en diversas localidades del interior.

El primero que se recuerda es el Buenos Aires Polo Club en 1882, siguiéndole el Belgrano, Quilmes, Lomas, Flores y Hurlingham, en la Capital Federal y alrededores; Bahía Blanca y Cañuelas en la provincia de Buenos Aires; Venado Tuerto, Santa Fe, Cañada de Gómez y North Santa Fe, en Santa Fe; Gualeguaychú, Gualeguay y Concordia, en Entre Ríos y en lugares tan distantes como el Santiago del Estero, Tucumán y Jujuy Polo Club. Todos bajo un común denominador: sus jugadores eran ingleses nativos o sus descendientes ya argentinos.

Héctor Martelli